Adrián Fernández | Madrid

Comer (y hacerlo bien) es uno de los mayores placeres que tiene el ser humano. Por eso, quienes viajan quieren incluir el disfrute del comer en sus vacaciones y, en muchos casos, deciden un destino turístico u otro, en función de la propuesta gastronómica que presente el lugar al que se trasladen.

Este sector experimenta un potente crecimiento en los últimos años. Tal es su desarrollo que, en España, la gastronomía representa más de 30% de nuestro Producto Interior Bruto y da empleo al 20% de los trabajadores.

Nuestro país cuenta con una rica y potente oferta gastronómica que le convierten en el destino gastronómico favorito de muchos turistas. Por ciudades, Ibiza, San Sebastián, Marbella, Palma o Santander son los lugares que mas visitan los turistas por sus comidas y su variedad gastronómica, según detallaban en Barra de ideas en un artículo con datos de un informe de The Fork.

Nuevas sensaciones para el paladar

Lo que está claro es que es un hecho irrefutable que la comida atrae a más clientes. Según un estudio elaborado por Dinamiza, ocho de cada diez españoles asegura que realiza sus viajes con la intención de disfrutar de la gastronomía del lugar que visitan. Y es que, la cultura culinaria local al final, es un elemento más para entender la cultura y los valores de una región. Todo un elemento de cohesión de la sociedad que permite al turista experimentar momentos únicos y probar nuevas sensaciones en su paladar.

Por esta razón, cada vez más, el llamado turismo gastronómico, se convierte en una excelente oportunidad para los negocios hosteleros que pueden conseguir llenar las mesas de sus restaurantes si saben cómo aprovecharse del turismo gastronómico.  Además, de, por supuesto, convertirse en promotores de preservar las tradiciones autóctonas y promover nuevas tendencias culinarias que, sin duda, generan una experiencia claramente diferenciada de otras actividad turísticas.

El perfil del turista gastronómico

Con estudios superiores, entre 46 y 55 años y trabajadores en activo. Este es el perfil del turista gastronómico en nuestro país según Dinamiza. Además, suelen viajar en pareja o en familia haciendo escapadas de fin de semana o puentes a destinos cercanos o de media distancia.

El turista escoge un destino u otro en función de, por un lado, por las recomendaciones que les haga su círculo más cercano (amigos y familia) y, por otro, por las opiniones que lean a través de Internet, como por ejemplo, a través de Tripadvisor.

Asimismo, las actividades gastronómicas que más realiza el turista gastronómico en sus viajes son ir de tapas, comer en restaurantes, comprar productos locales y visitar mercados o bodegas.  Algunos de los platos más demandados son la tortilla de patatas, la paella, el gazpacho o los potajes.

Turismo gastronómico: claves para atraer a los turistas

Existen algunos puntos básicos para ser irresistibles a aquellos turistas que viajan por la gastronomía. Algunos aspectos a tener en cuenta son:

Platos de temporada y productos locales

Es obvio que el turista gastronómico busca los platos y recetas más típicas del lugar al que viaja. Hay que incluir en la carta los platos típicos de la zona con un toque original e innovador que marque la diferencia y que representen la identidad local.

Descripción detallada de lo que se ofrece

Otra medida que puedes poner en marcha es incluir en la carta una descripción detalla y exhaustiva de los ingredientes que contenga cada plato. Así el cliente podrá valorar mejor la decisión que mejor le conviene. No te olvides de incluir la carta en otros idiomas, como el inglés, el francés o el chino.

Gestionar el mundo digital

En el mundo digital que vivimos es fundamental presta atención a todo lo que se dice de nuestro espacio en Internet. Cuida la página web, atienda las reseñas online, responde a las dudas de los clientes y no te olvides de las redes sociales.

Nuevas experiencias para el cliente

Los clientes ya no sólo valoran los platos, también todo lo que viven cuando pisan un restaurante. Para conseguir una experiencia de lo más placentera posible, más allá del producto, es importante que, por ejemplo, la atención al cliente sea la mejor posible o que la presentación de los platos sea lo más adecuada a lo que ofrecemos. Además de, por supuesto, contar con un ambiente acogedor, tranquilo, agradable y cómodo.