Las cocinas fantasma están creciendo como la pólvora desde el estallido de la pandemia por el coronavirus. Desde que nos quedamos mas en casa y consumimos mas a través del servicio de delivery, las empresas quieren expandir sus cocinas más allá de la sala y el servicio en mesa. Los restaurantes y las cocinas de los hoteles han visto mayor rendimiento en sus servicios y ganancias si unen sus lazos e infraestructuras.

Según datos la empresa de análisis de mercados Kantar, la comida a domicilio ha crecido un 73% en el último año, impulsada por las ciudades. En general, este concepto digital híbrido de permitir cocinas fantasma en los hoteles se ha visto acelerado por la pandemia global, donde las empresas apuntan a crear sinergias al tiempo que reducen los costes. Estas pueden desarrollar restaurantes rentables y hacer que los pedidos sean más rentables debido a los menores costes, la flexibilidad y la especialidad de los operadores de cocinas fantasma.

Sacar el máximo rendimiento uniendo fuerzas

Las dark kitchens son un lugar profesional de preparación y cocina de alimentos hecho únicamente para los servicios de entrega a domicilio, sin tener los costes generales del restaurante, ya sea el el personal o el alquiler del restaurante, lo que permite un mayor margen de ganancia. Los clientes no van a ese lugar a consumir, sólo funciona como cocina y como emisor de los pedidos de delivery. Aunque bueno, esto ya os lo explicábamos en este artículo sobre cocinas fantasmas como estrategia del F&B hotelero.

Ese artículo rezaba que, desde hace años, existen en España «iniciativas que cubren parte de los servicios de F&B con dark kitchen. En algunos casos se trata de empresas que externalizan el servicio para diferentes cadenas. También hay compañías que trabajan parcialmente desde cocinas centrales desde las que se realiza buena parte del trabajo de preparación de alimentos».

Debido al poco uso de las cocinas de los hoteles durante la pandemia, el crecimiento de este servicio en el F&B ha aumentado en los últimos meses. Por lo tanto, el concepto de instalar cocinas fantasma en cocinas de hoteles que no están sacando el máximo rendimiento beneficia a ambas partes, ya que los restaurantes pueden ganar dinero vendiendo comida mientras que los hoteles reciben ingresos alquilando su infraestructura de F&B a cocinas fantasmas.

Un ejemplo de ello es el pionero Butler Hospitality, donde detectaron que el F&B del hotel estaba siendo ineficiente. Así, lanzaron una plataforma que brindaba servicio a las habitaciones del hotel usando la cocina como ghost kitchen. Como la mayoría de las solicitudes de entrega provenían de zonas densamente urbanizadas, Butler Hospitality se hizo cargo de las cocinas de los hoteles inutilizados de esas áreas.

De esta manera, los clientes de los hoteles pueden realizar su solicitud a través de su plataforma y comunicarse directamente con ellos. La empresa se quedan con el 90% de los ingresos y luego el hotel correspondiente se queda con el 10%. La compañía se ha expandido rápidamente y ahora emplea hasta 250 personas a tiempo completo y trabaja con los principales operadores hoteleros como Marriott, Hilton y Choice Hotels. ¿Es una buena idea?

Fuente: HospitalityNet.